Control de calidad de la biomasa herbácea

Debido al efecto de diferentes factores impredecibles, como las condiciones climáticas en la cadena de suministro del combustible, la calidad de la biomasa herbácea que se entrega eficazmente para la producción de energía puede ser muy variable. Algunos parámetros, tales como el contenido de cenizas y el valor calorífico, tienen una gama más limitada de las variaciones que dependen principalmente de la biomasa, las condiciones de crecimiento y la logística de combustible. Como resultado, la mayoría de las plantas de energía con combustibles de biomasa herbácea no ejecutan el conjunto completo de pruebas de caracterización del combustible sobre una base diaria. El énfasis se centra fundamentalmente en el peso del combustible y la determinación del contenido de humedad.

 

Las plantas de energía más grandes que disponen de grúas permiten una medición más rápida del peso y del contenido de humedad durante la descarga. Para los sistemas pequeños, se emplean medidores portátiles de densidad para medir la humedad. Cabe señalar que los higrómetros portátiles no son muy precisos en caso de pérdida accidental de material, como balas de paja.

Los límites exactos de humedad dependen de los operadores de la planta y del proceso adoptado. Sin embargo, por lo general, las balas con un contenido de humedad superior al 20% en peso se descartan y se devuelven a los agricultores.

En los casos en los que los pellets son el combustible final suministrado, otro parámetro crítico es su durabilidad mecánica. Los pellets con poca durabilidad tienden a romperse durante la manipulación y a formar partículas finas, que aumentan el riesgo de pérdidas, explosiones de polvo o incluso riesgos para la salud. Para los sistemas diseñados para trabajar con energía de pellets, una cantidad excesiva de partículas finas también conduce a un aumento de las emisiones de incombustibles y una disminución en la eficiencia del sistema de calefacción. La cantidad de polvo generado por el proceso es indicativo de la durabilidad de los gránulos, que se expresa como un porcentaje del material final no acabado con respecto a la masa inicial. Los valores válidos dependen de la durabilidad del pellet por el usuario final, que también son generalmente más del 96-97%.